domingo, 30 de diciembre de 2012

REVENGE


La venganza siempre ha sido una fuente de inspiracion para el argumento de incontables películas y series.

Si miro atrás, recuerdo la serie "Retorno al Edén" en la que, el patito feo, vuelve convertido en un precioso cisne en forma de modelo publicitaria para vengarse de su ex marido y de su amante, que la dan por muerta cuando la arrojan a un río poblado de cocodrilos que la desfiguran y la hacen someterse a numerosas cirugías plásticas.

Me acuerdo de cómo me enganchó esa serie de mediodía, lo trabajada que me pareció la trama, original e inteligente.
Ahora recuerdo vagamente algunas escenas y tan solo ver la carátula del DVD me parece ridícula, con esos peinados y esa ropa.

Y es que, en estos años, han habido tantas venganzas tan elaboradas y algunas realmente memorables como la de Uma Thurman en la trilogía de Kill Bill, preciosa de  amarillo, o la de Kevin Costner en la película Revenge, en la que, coincidencias del destino, aparece la atractiva Madeleine Stowe, en el papel opuesto al que realiza en la serie del mismo nombre, Revenge, que ocupa mi post de hoy.

La idea del regreso, convertido en ángel vengador, con la seguridad de un plan perfecto para destruir a aquellas personas que te han hecho daño cuando eras vulnerable, siempre es atractiva para los guionistas y satisfactoria para el espectador, pues prueba de ello es que actualmente en parrilla, no solo tenemos a Revenge, si no también Arrow, que aunque no es del mismo género, no deja des ser una venganza en clave de cómic.

Y así llegamos a Revenge, en la que el patito feo al que han dañado tiene forma de niña, Amanda Clarke. Una niña a la que separan de su padre cuando éste es injustamente enviado a prisión acusado de terrorismo y donde es asesinado antes de llevar a cabo su venganza. Venganza, que deja como legado a su hija Amanda, que retornará a los Hamptons años más tarde convertida en la joven multimillonaria Emily Thorne, dispuesta a hacer caer una a una todas aquellas personas que fueron causantes directas o indirectas de la muerte de su padre y así, limpiar su nombre.
Pero los planes, no siempre salen como tendrían que salir y los escollos que se encuentra Amanda por el camino, son muchos, aunque nada parece desviarla de su objetivo, la matriarca de la influyente y poderosa familia Grayson, Vicroria Grayson, interpretada magnificamente por Madeleine Stowe.


La serie posee todos los ingredientes para convertirse en una de las mejores, pero yo no la veo para nada creíble. Por ejemplo, ¿ es obligatorio que en cada capítulo organicen un baile, fiesta o gala benéfica ? ¿o es tan solo la excusa para lucir exquisitos modelitos y hacer publicidad a los diseñadores?. Y el papel de Emily, por Dios!, para ser alguien que debe esconder su identidad su cara es como un libro abierto, se ve a la legua que esconde algo, pone en duda la inteligencia de los demás personajes y también el de la audiencia si lo que se pretende es que nos lo creamos.

Aunque la serie sea poco creíble, es igualmente entretenida y el argumento engancha, así que, sin ser memorable, la recomiendo.